jueves, 8 de febrero de 2007

Bryan ríe último. Bryan ríe mejor.


Celeste: Hola, ¿Luli?
Luli: Hola, ¡Celeste! ¿¡Cómo estás!?
Celeste: Bien, llamaba para avisarte que hoy nació mi hijo, estoy en el hospital.
Luli: Aaaaahhh…¡No te puedo creer! ¡¡¡Guauuu!!! ¿Cómo se llama? ¿Cuánto pesa? ¡¡Contame todo!!
Celeste: Se llama Bryan. Pesa 3 kg y está durmiendo. Te llamo porque me pediste que te avisara.



Luli soy yo, aclaro. Así me dicen en casa, en el barrio y los amigos de la infancia como Celeste. Después de hablar con ella fui corriendo (sí, salí corriendo, a esa velocidad que sólo alcanzo cuando suena el teléfono) a avisarle a mi mamá, quien con esa sabiduría casi clarividente que la caracteriza me dijo: ¿Te das cuenta Luli, de lo que acaba de hacer esa chica? Dejó por unos momentos a su bebé, para compartir esto con vos.

Sí, me había dado cuenta. Y no podía más de la emoción. Y también me daba cuenta de otra cosa. De lo idiotas que somos los seres humanos. La estupidez alcanza niveles realmente sorprendentes. Es más, tengo la certeza de que si el día tuviera más de 24 horas, seguramente batiríamos el récord en idiotez de este planeta y de cualquier otro. ¿Por qué digo esto?

Llegamos al mundo como Bryan, puros, llenos de vida, de posibilidades…Y ahí se encarga la sociedad (léase nosotros todos) de llenarnos la cabeza de basura, de prejuicios, de mentiras, de falacias.

Toda esa basura se acumula en nosotros desde la más tierna infancia, y nos vamos pudriendo más a medida que pasa el tiempo. Así aprendemos que, en este mundo, debemos parecernos a los europeos, o por lo menos a los estadounidenses (nótese que no digo americanos porque americanos somos todos) porque, sin dudas, ellos siempre han sido más “avanzados” que nuestras culturas aborígenes, de las cuales nos avergonzamos, aun antes de acercarnos a ellas y conocerlas. Porque eso sí que es bueno, tener tal o cual ascendencia o apellido, tener algún lazo o conexión con algún país “desarrollado”. Y si tenés la piel clarita, los ojos también claros y sos alto y delgado, mejor te va a ir todavía. Así, las chicas comenzamos a querer parecernos a esos moldes de belleza neoliberal (no es casual mi elección de la palabra “molde” porque me refiero a algo absolutamente hueco, vacío) que llevan a tantas a acudir al peróxido y a los lentes de contacto, por tan solo nombrar dos cosas. Así, nos consideramos muy iluminados si abrazamos los estereotipos estéticos y culturales que dicta el “mundo desarrollado”. Así, aprendemos a mirar desde arriba al otro porque creemos que nuestra cultura es superior a otras, porque sin dudas, somos más “civilizados” y hemos “evolucionado”. Lo contrario sucede en forma simultánea; nos convencemos de que hay otras culturas que son superiores a la nuestra y aprendemos a mirarlas desde abajo. Queremos imitarlas, queremos ser como ellos.

¿Saben una cosa? En momentos como estos quiero vomitar, porque me da náuseas lo horribles que podemos ser los seres humanos.

LOS HUMANOS SOMOS LOS SUBDESARROLLADOS, NO LOS PAÍSES. A riesgo de sonar cursi yo digo: MUNDO, CUANTO AMOR QUE TE HACE FALTA, POR DIOS!!!! HASTA AHORA NO HAS ENTENDIDO ABSOLUTAMENTE NADA, NADA NADA!!!


Tuve la bendición de cursar mis estudios primarios en un colegio estatal. Allí, la vida puso en mi camino a Celeste, esa amiga que me enseñó en qué consiste la verdadera amistad. Celeste entró en 1991, cuando ambas cursábamos quinto grado. Y nos vimos a diario hasta 1993, cuando nos separamos al final de séptimo. Fue en séptimo cuando Celeste me dijo que me iba a contar un secreto, yo pensaba que se trataría de algún chico que a ella le gustaba o algo así, pero no. Me dijo: “en realidad no soy salteña, soy boliviana, pero por favor, no se lo cuentes a nadie porque me van a cargar”. Nadie quería jugar con Celeste en el recreo, nadie quería invitarla a los cumpleaños o a los bailes, o sentarse con ella en el aula. ¿Por qué? Porque su piel era algo más oscura, porque su apariencia no era atractiva para los sucios ojos que la miraban con desprecio, porque alguien o “alguienes” han determinado no sé en dónde que, al parecer, ser boliviano es una de las peores cosas que le pueden pasar en la vida a una persona. Por lo menos en este país, la misma suerte corre para quien haya nacido en Paraguay o Perú o cualquier país latinoamericano. La misma suerte corremos todos los latinoamericanos, bajo la lupa de esos países que se autodenominan "desarrollados".

Celeste ha sido una gran amiga siempre desde entonces. Esa confesión de ese día me marcó para siempre, me llenó de angustia y de ganas de cambiar el mundo, a patadas o como fuera, por otro que no la lastimara, que la aceptara, que la entendiera. Ella es un año mayor que yo, pero las circunstancias de la vida la llevaron a vivir más rápido, a quemar etapas. Y digo esto, porque a partir de ese adiós a séptimo grado nuestras vidas fueron cada vez más diferentes. Ella abandonó los estudios en primer año del secundario porque tenía que levantarse a las cuatro de la mañana para trabajar. Quería seguir estudiando, pero las circunstancias se lo impedían. Su vida familiar y amorosa se tornó de lo más conflictiva, pero su espíritu aguerrido la llevaba siempre a seguir adelante sin quejarse. Es sin dudas una mujer luchadora y admirable, una madre ejemplar, y una amiga de fierro, que siempre me ha sorprendido en su modo de salir adelante. Y con 19 años, Celeste fue mamá, y no dudó en llamar a su amiga, como lo había hecho siempre desde 1991, para contarle sus cosas.

Celeste no tiene teléfono, por eso es ella quien siempre llama, cada tanto, cuando ella puede. Y a veces, también me visita. La última vez, fue con Bryan que ya caminaba solito y con su curiosidad insaciable, miraba y tocaba todo lo que tenía a su alcance. Y con esos ojos enormes hermosos y brillantes parecían estar haciéndole burla al mundo y a toda su basura prejuiciosa. Su risa constante parecía anular toda idiotez. Y mi esperanza ahora está en Bryan. Porque la sonrisa de Bryan puede más que la estupidez humana.

5 comentarios:

Alfredo dijo...

Se me fué laaaarga la Luli!!
Te salió del estomago esto, no? Sabes que me recuerda un poco alguna de las conversaciones que tuvimos.Y como no quiero robarte espacio te respondo en el blog comunitario, te parece?
Ah! no te pongas tan agria que te estás pareciendo a mi y eso, eso no es bueno.....

Mahatma dijo...

Bien por Luz!!! Comparto totalmente. Y también es cierto lo que dice Einstein... no hay que agriarse... aunque todos tenemos un poquito (sólo un poquito) de acritud.

M dijo...

Che...y si nos dejamos de joder un poquito y disfrutamos esta mediocridad en la que vivimos??? Me estoy hartando de dar y leer palos y patadas contra la sociedad y nosotros...tómenlo a bien todos los colegas bloggeros, va para todos. Perdoná Luz que lo haga acá...En todos los ámbitos digo...

Al conductor del programa de la noche en la radio, le trato de salvar el programa, poniéndole música bien arriba, y el tipo está empecinado en tirarlo abajo! Arranca con todas las ganas: "Buenas noches gente! Cómo están???", pero después de una breve introducción..."Lamentablemente hoy tenemos que hablar de esto, esto y esto...no puede ser que siga pasando esto, aquello, lo otro...El gobierno bla,bla,bla!" Dejáte de joder...yo estoy en esa burbuja que es la cabina de control y lo mato a rock argentino, si quiere música brasilera le enchufo música brasilera, quiere salsa? Le meto una cuatro quesos y a otra cosa! Ayer noté con sorpresa, que no renegué de tener que operar, sorpresivamente, en el programa de carnaval. Si hay algo que no me gusta es eso...pero me la banqué calladito la boca, no había otra de todos modos, pero no me quejé ni conmigo. Hasta el desfile de llamadas en la tv soporté. Después en el otro programa que mencionaba, también, un bodrio...náutica y después vino un pae y medio se trenzaron con los que hablaban de náutica, y yo tranquilazo en la cabina, tomando la pepsi con la que me invitó el pae, la cual tomé sin fijarme en posibles conjuros, walichos, etc etc...que me vuelva sapo, me importa un bledo!!!
Salud muchachos! Brindo por la mediocridad nuestra de cada día!!! Croac! :P

(Va para todos los bloggeros de nuestra red, reitero. Y para mí también porque hasta hoy creo que tiré algún palo...no recuerdo ni lo que escribí!)

Alfredo dijo...

Marcelito, no sea así...
Lutero dijo:"Aunque el final del mundo sea mañana, hoy plantaré manzanos en mi huerto."
Eso se llama superación, eso se llama espiritú de superación.
Luz: me tomé el atrevimiento de responderte en mi blog. Espero coincidir. Lo de Marcelo es una causa perdida.....

Luz dijo...

Marce: mmmm...creo que no me entendiste, jeje...Tal vez me apasioné demasiado en mi relato...Ya lo debatiremos por msn.
De todos modos te agradezco el comentario y me parece bárbaro que opines y nos des tu parecer. De eso se trata este blog, que es mío, tuyo y de todos los que me hacen el gran favor de contarme lo que piensan. Nadie aquí se dice dueño de la verdad absoluta. Mi vida es una búsqueda constante y estoy en pleno aprendizaje.

Alfred: desde que te conozco te he admirado por tu inteligencia y desde ya que respeto tu opinión, más allá de no coincidir en muchas cosas.También agradezco que siempre me movilices a pensar (porque aunque lo disimulo mucho, a mí me gusta pensar ¿vio? jeje). Gracias por dedicar una entrada a este tema. Ya pensaré mi respuesta que intentaré, sea racional y coherente a pesar de todo lo profundo y sentimental que despierta en mí este asunto en particular.

A todos: saludos re-evolucionarios por un mundo mejor con lugar para todos!!!!